Pisó un trozo de melón
el crítico Torremocha,
y dio en la calle de Atocha
un soberbio revolcón.
Furioso como un león,
y no sabiendo qué hacer,
cuando en pie se llegó a ver
quiso la sucia tajada
estrujar de una patada...
y otra vez volvió a caer.
Por estas y otras razones
yo tengo en tales cuestiones
mi opinión particular:
que no se debe pisar
ni siquiera a los melones.
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