¡El alcohol, la lujuria, la ruleta!
Está la picaresca corte de los Milagros en todo su esplendor;
en los ricos palacios del Azar, la raqueta
es buena sembradora de dolor.
Es el círculo mágico donde bailan los números y ríe la Locura,
rojas constelaciones de maligna influencia;
tras de los ríos de oro van mares de amargura
y un fantasma sangriento se asoma a la conciencia.
Mas, todo es elegante... Músicas y perfume,
pases de bacarrat y cocaína.
A los ritmos de un fox, la vida se consume
del dancing nocherniego a la luz opalina.
Lesbia fuma murattis; luce el Barón de Labos sus ojeras moradas;
arde el fuego satánico de los raros amores;
hieden rojas Gomorras en las bocas pintadas
y se encrespan Sodomas en la hora epiléptica de los turbios ardores
Laberinto diabólico de la loca Fortuna.
Rueda alegre la bola, tintinea el dinero y galopa la vida.
Mas tarde, en el jardín, a la luz de la luna,
brilla un punto el revolver de un suicida...
Van íncubos y súcubos en loca bacanal;
el Caballero Venus hace un guiño a la inquieta
clásica Safo. Alegre carnaval
donde el amor se cambia de careta.
Las manos del fullero preparan con los naipes la argucia tenebrosa,
—¡oh terrible Tarot, donde todo se pierde!—
asesinos de frac, con la browing dispuesta, guardan la poderosa
masonería del tapete verde.
Se dispersa el caudal, se desgarra el honor y se engendra el dolor,
las larvas sanguinarias de las malas pasiones han saltado su dique;
de vez en cuando, el Hambre, se anuncia al resplandor
de una pistola bolchevique.
Publicado en “Flirt" Madrid en 1922 |