Tú por tu cielo, y por el mar las naves.
Gerardo Diego
Vela sin viento que no fue rumbo.
Piedra lejos del arco y de la cúpula.
Horas podridas sin afán de musgo.
Yo descanso sobre vuestro pensamiento
como descansa el día en los surtidores.
Como en las aves descansa el viento,
en la voz el espacio, el llanto en los relojes,
la sombra en la frente de los ciegos.
Sólo un faro es la muerte, estupefacto,
oscuro entre sus sombras luminosas.
Un faro solo y azul, alto y puro,
entre un azoro de paloma oculto.
Como una flor de hielo sobre un piano,
Lázaro en medio de la noche, ciego.
El barco por el mar, tú por tu cielo.
En medio tú del sueño de tu dueño…
Eres rebelde, luminosa y firme
vela dura de sueño sin estela.
Veladura de sueño que revela
paraíso de espuma de arlequines.
Perjuros en el alba: luna y barco.
Agua profunda para alondra y trébol.
Sonámbulo y lucero se negaron.
Dulce la muerte con su voz de fuego.
1937 |