Llegando una compañía
de soldados a un lugar,
empezó un villano a dar
mil voces, en que decía:
—Dos soldados para mí.
—Lo que excusar quieren todos
—dijo uno—, ¿con tales modos
pides ? Y él respondió : —Sí;
que aunque molestias me dan
cuando vienen, es muy justo
admitirlos, por el gusto
que me hacen cuando se van.
(El pintor de su deshonra, jornada 1ª
, escena III) |