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Eusebio Blasco

"El banquete"

Biografía de Eusebio Blasco en Wikipedia

 
 
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Música: Liadov - Op.15 - Two Mazurkas - 1: Mazurka in A major
 
El banquete
     

Música a la puerta de casa del tío Zárrias. El pueblo en masa acude a vitorearle. Sale mi hombre con un saco lleno de duros y empieza a repartirlos a derecha e izquierda.

Mil voces.—¡Viva el tío Zárrias!

—Gracias, ceudadanos, pa esto sirven los dineros, pa dase gusto y dáseio a los demás.

El cestero.—¿Pero es de veras que llevaba usté medio billete ?

—Medio billete llevaba, porque naide quiso juar connigo. Lo compré en Zaragoza, vine al pueblo, le ofrecí parte a too el que quiso; m'acuerdo que en un corrinche que había en la plaza se rieron del número, ¡porque era el treinta pelaol Pues, ahí lo tenéis, en el treinta pelao ha caído el premio gordo; los que no quisieron juar se tirarán de los pelos, pues amolase. Ala, ¿quién quié dineros?

—¡Viva el tío Zarrias!

—¡Vaya, no hay más, no vaya a ser cosa de que lo dé todo y me quede yO' sin nada. No diréis que no m'hi acordao de vosotros.

—¿A todo el pueblo le ha dau usté?

—Verís lo que hi hecho. Lo primero l'hi dao cuarenta duros al cura pa que le haga una fíesta a la Virgen en acción de gracias y veinte pa que diga misas por mi mujer, ya que me dio tan mala vida que, si no se muere, la estozuelo; ahura que tenga sus misas. ¿Está bien hecho u qué?

—¡Muy bien, muy bien!

—Después l'hi dao a cada pobre que ha llamao una peseta y un doblero, y a los viejecitos dos pesetas y un ocho.

—¡Viva el tío Zarrias!

—Vaya, vaya, a callar, que a mí no me gustan, las huevaciones. Por último, les hi perdonao los dineros a todos los vecinos del pueblo que me debían.

—Es usté más güeno que el pian.

—Too el qué da es güeno. No icías eso hace ocho días.

—¿Y al Ayuntamiento no l'ha dao usté nada?

—¿Al Ayuntamiento? ¡Oscurantismo porretero le daría yo! ¡Un Ayuntamiento que no tiene riñones pa quitar los consumos, y que te hace pagar dos ríales por un conejo! ¡Que les dé su padre!

—¡Tiene razón!

—Conque señores, me voy, que el tren pa Zaragoza
está ya chuflando.

—¿Y a qué va usté allí?

—Pues al banquete.

—Ah, es verdá, que tiene usté encargao un banquete.

—De veinte cubiertos, en la fonda de Europa, aquí tengo el parte, miálo, dice: Banquete veinte cubiertos; estará preparado para ocho noche. Llego a las siete y a las ocho estoy sentado a la mesa.

—¿Y a quién va usté a convidar? ¿Es cosa de política?

—A los políticos... oscurantismo porretero les daría yo, anda y que coman «pólvora».

—¿Pus pa qiiién es?

—Eso a vusotros no se os importa. Vaya, hasta la vuelta, el viernes estaré aquí si no m'hi muerto.

—¡No lo premita Dios!

—Todo el mundo da banquetes y no se pué coger un piapel sin leer banquetes. ¡Pues yo tamién, qué moño! ¡ Adiós! ¡Adiós!

—Hasta la vuelta.

—¡Viva el tío Zarrias!

El afortunado mortal llega a Zaragoza a las siete y minutos. Va a rezar su salve a la Virgen del Pilar y se encamina poco a poco a la fonda de Zopetti.

La mesa está preparada. En el centro un gran ramo de flores. Veinte cubiertos anchamente colocados. Espléndido aspecto.

El tío Zárrias llega, se frota las manos de gusto, y le dice al amo:

—A mí me gusta pagar mis cosas antas con antes. ¿Cuánto vale esto?

—Como usté no me pidió precio y usté tiene forma de hacer las cosas en grande, le he preparado a usté una gran comida, con vinos superiores, todo de lo mejor.

—Bueno, bueno, ¿cuánto hay que dar?

—A seis duros cubierto.

—Ahí va, el Gobierno paga.—Da un billete de mil pesetas,—¿Ha avisado usté a la orquesta?

—Sí, señor; ya llegan los músicos; abajo en la plaza están.

—Bueno. Págales también, y que beban to lo que quieran.

—Está muy bien.

El tío Zárrias se sienta a la cabecera de la mesa. Los criados encienden todas las luces.

—Ala, ya podís sirvir.

El amo de la fonda.—No espiera usté a sus convidados? No son más que las ocho.

—¿Qué convidaos?

—Pues... los diez y nueve que faltan. ¿Para quién son los veinte cubiertos?

—¿Pa quién, moño, han de ser? ¡Pa mi!

—¡Aaah!

—Pa eso sirven los dineros, pa dase uno gusto. ¡Yo convidaos! ¿Dar de comer a hambrones? ¡Oscurantismo porretero les daría yol ¡Ala, ala, venga comida, y a los músicos que me toquen la marcha rial, que yo me la pago! ¡Y venga vino!

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Misterio y Terror