La araña ponzoñini es una variedad rara y en vías de extinción. Parecida a la tarántula, pero con el vientre plateado, la hembra es inofensiva, mientras que la picadura del macho es sumamente venenosa, mortal, y no conoce antídoto.
El macho es alimentado por la madre, y ya adulto pasa un largo periodo sin comer. Este tiempo lo utiliza para buscar una hembra y fecundarla. Consumado el fenómeno de la reproducción, la araña macho siente un hambre atroz y busca alimento. Suele encontrarlo en saltamontes o en animales de mayor tamaño como ratones de campo. Sabedora de su mortífero poderío, ataca con audacia y valor. En segundos la víctima muere. Y el arácnido se prepara para engullir su comida, tranquilamente. Sólo que hay un problema. La presa queda saturada por el brutal veneno y al pasar al estómago del victimario lo mata de inmediato. Pobre: todo este absurdo proceso de la naturaleza hace pensar que tal especie, al menos el macho, está condenado a realizar un banquete único en su vida. |