La marfusa un día con la fambre andaba,
vido el cuervo negro en un árbol do estaba
grand pedazo de queso en el pico levaba,
ella con su lisonja tan bien lo saludaba:
—¡Oh cuervo tan apuesto!, del cisne eres pariente, en blancura en dono fermoso, reluciente
más que todas las aves cantas muy dulcemente;
si un cantar dixieres, diré yo por él veinte.
Mejor que la calandria nin el papagayo,
mejor gritas que tordo, nin ruiseñor, nin gayo;
si agora cantases, todo el pesar que trayo
me tirarías en punto más que otro ensayo.
Bien se cuidó el cuervo que con el gorjear
placía a todo el mundo más que con otro cantar;
creyó que la su lengua e el su mucho graznar
alegraba las gentes más que otro juglar.
Comenzó a cantar, la su voz a ercer
el queso de la boca hóbosele a caer;
la gulhara en punto se lo fué a comer;
el cuervo con el daño hobo de entristecer.
Falsa honra e vana gloria y el risete falso
dan pesar e tristeza e daño sin traspaso:
muchos cuidan que guarda el viñadero el paso,
e es la magadaña que está en el cadahalso. |