Atormentada de sed
Hallábase una Corneja,
Y viendo un cubo con agua ,
Alampóse a beber de ella.
Por desgracia era aquel cubo
Largo y hondo en gran manera,
Y estaba el agua allá abajo,
Y no era fácil bebería.
La Corneja alargó el cuello
Cuatro o seis veces diversas;
Mas no alcanzó con su pico
Al agua en el fondo puesta.
Visto aquello, procuró
Con porfiada insistencia
Volcar el cubo: mas fue
Inútil también su empresa.
En tal apuro le ocurre
Una magnífica idea,
Y es echar dentro del cubo
Piedras y piedras y piedras.
Con esto sube hasta arriba
El agua que tanto anhela,
Y bebe lo que se llama
Hasta quedar satisfecha.
— ¡Eh! ¿qué tal? exclama luego:
La industria todo lo arregla;
Y aun por eso dice el dicho:
Más vale maña que fuerza. |