«Calor y abrigo te doy,
Dijo el Gorro á la Cabeza;
Y nunca de igual fineza
Deudor en nada te soy.»
La Cabeza, con desden,
Contestóle: «errado vas,
Pues si tú calor me das,
Calor te doy yo también.
Olvidadizo te encuentro;
Mas piensa una vez siquiera
Que si me abrigas por fuera,
También te abrigo por dentro.»
Muy errado el hombre vive,
Cuando solo se complace
Pensando en el bien que hace,
Y no en el bien que recibe. |