Tribu imbécil espantada
De la enorme llamarada
Que circunda devorante
Cual un ángel vengador, al pajonal,—
Sin pensar que aquel castigo,
Nuncio trágico del trigo,
Le prepara los senderos
Del arado, de la pértica y el pan;
Tal un pueblo sin conciencia
De la sabia providencia
Que le crea circunstancias
De seguir la universal evolución
Que no vive avergonzado
Del placer de la cosecha;
Que no siente la nostalgia.
La pasión locomotriz de lo mejor.