Ausentarme de ti fue un crudo invierno,
Oh deleite del año fugitivo.
¡Qué heladas padecí, qué días oscuros,
Qué diciembre tan yermo y desolado!
Y viajé sin embargo en el estío
Y el otoño, henchido con el fruto
Engendrado en fecunda primavera
Cual un vientre grávido enviudado.
Pero en tal descendencia sólo he visto
Esperanza de huérfano, zozobra,
Pues eres regocijo del verano
Y sin ti, aun las aves enmudecen.
O cantan con tan lúgubres acentos
Que las hojas se agrisan, temerosas.