De Antonieta Lear a Ramiro Varela
Ramiro:
Es usted un niño grande. Venga usted a buscar su perdón, personalmente. Pero en vez de venir a la hora del té, como habíamos convenido, véngase después de cenar. Tomaremos juntos el café.
Antonieta.
P. S. — Si los amigos lo entretienen en el club, no tema que sea tarde para venir a saludarme. Nada más que como la servidumbre se acuesta a las doce, si llega después de esa hora, entre sin llamar. La puerta no tendrá llave.