Más tal vez, por eso mismo,
Se desborda mi heroísmo.
De las ánforas secretas
Donde yace prisionero su licor:
Cual un vino delicado
Neciamente abandonado
Por la incuria de los hombres
En el fondo de mi triste corazón;
Como aquellos manantiales,
Que detrás de los zarzales.
En el seno de las rocas,
Purifican y retienen su cristal;
Como todos los nacidos
Para ser escarnecidos,
Cuando suenan los clarines
De cualquier evolución providencial.