Que hay un tic en cada vida,
Que la entrega sometida
Como res indiscutible
Del misterio, del destino, del azar;
Y fracasan o prosperan,
Quieran ellas o no quieran,
A los golpes o a los besos
Be la misma inconcebible voluntad.
Que bordamos afanosos
Arabescos prodigiosos
En la púrpura sagrada
Del ingenio, del deseo y la ilusión,
Mientras van insospechables
Cien demonios formidables
Trabajando en el secreto,
De aquel mismo generoso corazón.