Que te sigue la jauría
Más hambrienta, más bravía,
Galopándote a los flancos
Por el arduo cuestarriba del deber;
Que circulas como fiera,
Perseguido por doquiera,
Como el toro que conducen,
Con las picas del dolor al redondel;
Que te arrastra de las crines
Un tropel de querubines
Afanosos, cual hormigas
Que rasuran de sus rosas al rosal,
Y callados y severos,
Como van los carceleros,
Siempre mudos como mudos,
Vigilando su cuadrilla criminal.