11. Arroja Jesús a los mercaderes del templo
Después del milagro de Caná, bajó Jesús a Cafarnaúm con su madre y sus discípulos, donde permanecieron pocos días, porque estaba próxima la Pascua de los Judíos. Jesús subió a Jerusalén, donde halló el Templo obstruido de mercaderes que vendían bueyes, ovejas y palomas, y de cambistas sentados junto a sus mesas. Y habiendo formado Jesús como un látigo de cordeles, los echó a todos del Templo, juntamente con las ovejas y bueyes, y echó por el suelo el dinero de los cambistas, derribando las mesas. Y dijo a los que vendían palomas:
"Quitad eso de aquí, y no hagáis de la casa de mi Padre una casa de tráfico".
Los Judíos, interpelando a Jesús, le preguntaron:
"¿Cómo nos probarás que tienes autoridad para hacer estas cosas?"
Jesús les contestó:
"Destruid este Templo, y yo lo reedificaré en tres días".
Replicaron ellos:
"¿Cuarenta y seis años se han empleado en edificar este Templo, y tu le has de restablecer en tres días?"
Pero Jesús hablaba del templo de su cuerpo, aludiendo a su resurrección.